Internacional

La situación internacional – Octubre de 2022

Ucrania, un campo para derrotar
con la solidaridad
a todos los bandos imperialistas

Dado que los aspectos que dominan en la situación internacional son múltiples y con enormes desigualdades en sus desarrollos nacionales y continentales, me inclino por esbozar que la crisis económica mundial presiona a las potencias imperialistas, tanto del viejo orden como de los países llamados emergentes, hacia una confrontación más abierta en el terreno económico y  por disputar  más abiertamente el dominio territorial que asegure mercados y el saqueo de recursos; lo que se ha degradado al terreno del choque bélico, por ahora mediado en territorios en disputa, como: Ucrania, Taiwán,  las Coreas, Siria, Libia, Yemen, Sahara, Palestina, Cachemira, Afganistán, Irak, Etiopia, Burkina Faso, República Democrática del Congo.

  • En primer plano hoy se centran las disputas en Ucrania, por su deriva nacionalista pro Unión Europea y pro OTAN. La guerra provocada por la invasión rusa, ha implicado a EE.UU. al incidir en el apoyo al gobierno de  Zelensky, por lo que se ha constituido un discurso anti secesionista de las regiones orientales, donde ha incidido Rusia y se demarcó los justificativos de el régimen de Putin para escalar a una ocupación de Ucrania, que en el término de 6 meses ha tomado un curso que sume en crisis la estrategia inicial de asegurar un gobierno pro Putin, por mantener en su esfera todo el país y ha retrocedido a las anexiones de los territorios donde impuso referendos y que  son: Donetsk, Lugansk (ambas en la zona del Donbás, al este del país), Jersón y Zaporiyia.
  • En el terreno de la lucha de clases, este elemento parte de la movilización de la población de Ucrania contra la ocupación, ampliando su resistencia a partir de dos factores centrales i) la alta moral de la población ucraniana, la cual tomó la resistencia de forma defensiva y con escasos recursos militares, por no decir desiguales de Rusia frente a Ucrania, la cual vio escalar la destrucción de ciudades y su economía. ii) El otro factor que ha sido determinante es el uso de un ejército de ocupación, que ha terminado diezmado por la resistencia ucraniana, de carácter más popular. Mientras los soldados rusos, no se les informó que se enfrentarían a una guerra, fallaron las cadenas de suministro, lo que imponía un ejército de saqueo y un alto mando forzado a dar resultados a Moscú, remontó a masacres cada vez más abiertas y que degradaron la moral del ocupante.
  • Este revés para los intereses de Rusia, han sido aprovechados y controlados cada vez más por EE.UU. y la OTAN, solo suministrando armamento para agotar la retaguardia y cortar los suministros, en las zonas más alejadas de las fronteras rusas. Se ha negado la OTAN y Europa a suministrar armamento de largo alcance y de aviación, tampoco Ucrania cuenta con dispositivos antimisiles. Si bien ha ingresado un respaldo logístico y de munición, de occidente, pero también se ve en el campo de guerra el abandono de Rusia de vehículos, tanques y reductos de equipos militares que son aprovechados por los frentes ucranianos.
  • la capacidad de Rusia sigue siendo superior, pero demuestra un enorme desgaste para reponer combustible y artillería en el frente, lo que ha provocado el retroceso en la zona norte que recupera la ofensiva ucraniana. Los soldados rusos muestran desabastecimiento y esto ha forzado ante las bajas (se habla de 70 mil, es decir el 60% de la cifra inicial de ocupación), a Putin declarar 200 mil nuevos reservistas, provocando un choque directo con la población rusa, que ya se ve implicada y amenazada por las muertes en Ucrania, y la deriva autoritaria choca con una resistencia civil que se expresa en la migración de los jóvenes y la oposición de los trabajadores a entregar sus hijos a la aventura de Putin. Lo cierto es que se intenta reclutar las poblaciones más alejadas y rurales, ofreciendo el oro y el moro, pero también se intenta reclutar en las cárceles a cambio de la libertad.
  • Las movilizaciones obreras en Europa, responden al deterioro de los salarios y el aumento del precio en la  energía, la cual depende 70% de los suministros de Rusia y el centro oriente de Asia. Los precios de los combustibles han alterado los planes de recuperación pos pandemia, la inflación ha elevado la tasa de interés en los bancos y las economías se precipitan a una recesión. Esto ha elevado el costo del dólar y ha devaluado la mayoría de las monedas fuertes, euro, libra, yen y yuan. Tal situación facilita una presión por mantener un precio alto de la OPEP+ , pues Rusia mantiene una enorme capacidad instalada para el suministro de energía, que se ha visto forzada a revender por el bloqueo de EE.UU y Europa, además de ofrecer bajos precios a China y Asia con India.
  • Las amenazas de uso de armas tácticas (poder localizado nuclear), de Rusia sobre Ucrania, irradia un beneficio a EE.UU. y las potencias europeas, para escalar los presupuestos militares, llevando a los trabajadores a aceptar la austeridad y mayores ataques a los salarios. La propia clase media comienza girar a la derecha y ha elegido un gobierno pro fascista en Italia, mientras la socialdemocracia y la izquierda imponen agendas más apretadas para descargar la crisis sobre los trabajadores y se espera una escalada de default por la deuda externa en los países semicoloniales.
  •  La Unión Europea, luce desunida, pues el factor de desconectarse del gas ruso impone un combustible más escaso y caro. Se han dado huelgas de sectores transporte aéreo y trenes, y los gobiernos de Víctor Orban choca por la derecha y se inclina por no aplicar las sanciones a Rusia. Mientras en Suecia e Italia, crece una agenda xenófoba y racista. Se suma Erdogan de Turquía, quien ve un momento adecuado para jugar a sus intereses y mediar con Rusia para una derrota de Ucrania. Detrás de todo esto se ve una mayor exigencia a los capitales alemanes para mantener su influencia financiera sobre Europa y la misma zona euroasiática donde incide Rusia.
  • Rusia, que aparece debilitada,  acude a la exhibición de su poderío militar nuclear, intenta aparecer con poder sobre la región asiática, pero en realidad es China la que ofrece una perspectiva de expansión económica, pero agobiada por una crisis inmobiliaria y ha recurrido a la inmovilización de ciudades enteras para reducir  la extensión de protestas por el robo de los ahorros de Evergrande. Igualmente utiliza la reclamación de Taiwán para exacerbar el chovinismo militar y movilizar el ejército en forma de teatro para desviar la atención de las tensiones sociales internas (en los jóvenes se da un desempleo del 20%).
  • Entra en escena Corea del Norte al desplegar misiles sobre Japón, lo que permite a EE.UU. desplegar sus portaviones en los puertos de Corea del Sur, mientras en Japón crece la necesidad de rearmarse y acrecentar su poderío bélico, desactivado desde la derrota de 1945. Ya anteriormente se había desplegado acuerdos militares (QUAD) con Australia, India y EE.UU.
  • De nuevo se dibujan dos ejes de confrontación, el que encabeza EE.UU. y Rusia, OTAN contra Oriente. Pero es mucho más complejo, por las divergencias que introduce la crisis económica, pues EE.UU. sigue dominando financieramente y la economía mundial se rige aun por el dólar. Por tanto la disparidad económica de Rusia es abismal, pues es una economía subdesarrollada y sin capacidad de competir con los capitales norteamericanos. Ese papel lo juega China, la cual no tiene aún un poder militar que le convierta en el sustituto de EE.UU. pero China está necesitada de los capitales y mercados de occidente. Por tanto la alianza de China y Rusia, es instrumentalizada por la burguesía china para debilitar a EE.UU y ampliar su capacidad de penetración de los mercados, lucha que se da por el factor tecnológico y el control de los chips miniatura, que aun domina EE.UU.
  • Europa necesita a Rusia para que le provea energía barata, pero no puede subordinarse política y militarmente a Rusia, pues entiende el rango autoritario de Putin, lo que abriría una dinámica de confrontación con la clase obrera europea, la cual necesitaría una derrota histórica a los trabajadores  para abrir curso a un quiebre del régimen democrático burgués que impera en la Unión Europea, divergente al régimen autoritario de Putin e igualmente policiaco de China. Es decir la burguesía entiende la necesidad de endurecer los regímenes y por ello vira a la derecha, pero estos aun no ven fácil una derrota de las organizaciones obreras y el marco de derechos que aún conservan.
  • El desarrollo de la guerra en Ucrania si es derrotada, lleva a la partición de la misma, pero Rusia no ha mostrado la capacidad militar que tiene para imponer sus términos y no sabemos cuánto resistirá el régimen de Putin, y si lograra detener su debilidad para cohesionar el antiguo bloque de la ex URSS. Parece que Ucrania era un bocado muy grande y tendrá que conformarse con las anexiones. Este es el pulso que intenta medir EE.UU., pero media la política interna, pues si Biden pierde el congreso, es posible que la derecha republicana gane el próximo gobierno y allí se den más afinidades con la derecha europea y el propio Putin.
  • Lo cierto es que para los revolucionarios, este puzle o rompecabezas, es necesario ordenarlo desde los intereses de la revolución socialista mundial, ningún bando imperialista y de las grandes corporaciones que dominan la producción, la banca, los servicios, representan el más mínimo interés de asumir los costos de una crisis que la han fabricado en su anarquía del mercado. Solo la unidad de los trabajadores para derrotar el capitalismo mundial, puede orientar la producción en beneficio de los trabajadores y los pobres.  Es justa la lucha por la autodeterminación de los trabajadores de Ucrania y liberar la nación de todo interés imperialista y de subyugación financiera y militar. Es la condición de todos los pueblos por romper el dominio del capital y de las reaccionarias burguesías. No confiar ni un céntimo en Zelensky, ni en Biden, no en la OTAN, todos son representantes de las petroleras que hoy se enriquecen, de los banqueros, de las privatizadas empresas de energía. Solo la estatización de las empresas petroleras, los bancos, las empresas de servicios públicos, de la salud y la industria, bajo control obrero garantizara la paz mundial y el fin de la amenaza del holocausto nuclear que amasan Putin y Biden.

Juand
16 de octubre de 2022

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La crisis económica mundial,
la inflación y la deuda

Sin duda, en la pandemia, los factores de crecimiento económico y social mundial se estancaron. Significó un golpe a las finanzas de los Estados y las empresas, que terminaron trasladándose a la población por la vía de mayor endeudamiento. Actividades centrales de la economía mundial prácticamente se paralizaron, como el turismo y el comercio. Aunque otras actividades no se paralizaron, implicó un paulatino proceso de desconexiones de los mercados, suspensión de pedidos, reducción del consumo, alteración de actividades que las empresas optaron por el cierre y el despido de personal y trabajadores. La llamada virtualidad en el trabajo se incrementó e instaló, en gran parte de labores de oficina, con cierta regularidad.  Mientras, se incrementó la demanda de personal en salud, quedó en evidencia la precariedad de los contratos y  la demanda de recursos por parte de un sistema de salud privatizado.

El desempleo, los bajos salarios y la informalidad, activaron el malestar social, que terminaría haciendo demostración en las calles, sobre todo por parte de los jóvenes, ante su desamparo para acceder a empleos, estudio y salud. La pobreza creció escandalosamente, mientras el gobierno optó por simples paliativos asistencialistas, que no resolvieron ninguna de las cicatrices estructurales que acompañan los barrios y comunas más pobres de las ciudades. El ciclo de vacunación, llevó al mundo un tránsito contradictorio, pues los países adelantados garantizaban una normalidad más rápida, pero encontraron mayores resistencias en un sector de la población adulta. Por otra parte, los países con menos recursos, como Colombia, asumían secuelas por las profundas desigualdades con la cual se respondió el gobierno, pues primaron las ganancias de las farmacéuticas, sobre la vida y salud de la población.

Al ir reduciéndose la ocupación de UCIS, en los hospitales, se abrió un curso de reactivación económica, que no dejaba de ser forzada inicialmente, pues no mejoraron las condiciones laborales de pre pandemia, pero se impuso finalmente la normalización, con mayores niveles de precariedad en las contrataciones y la presión para regresar a la presencialidad, que apuntaba a superar la crisis instalada por la emergencia del COVID. Los centros comerciales y los medios de transporte fueron regularizando su tráfico y actividades.

Las empresas comenzaron a redoblar los inventarios ante la nueva demanda del comercio internacional, sin embargo, esto chocó con varios rezagos: primero, cientos de empresas navieras habían reducido a mínimos la capacidad de transporte de contenedores, por tanto, muchos contenedores quedaban vacíos en miles de puertos, permaneciendo almacenados y dispersos por todo el mundo. Además, los puertos de entrada de EE.UU. se atascaban ante la incapacidad de reactivar y organizar el nuevo ritmo de movilización que se tenía en pre pandemia. Segundo, se inició una crisis de los chips electrónicos, cuya fabricación se concentra en Asia, para responder a las demandas de China y demás fabricantes de equipos electrónicos; lo que se trasladó a toda la cadena de producción, pues ello afectó a la fabricación de maquinaria, automóviles, electrodomésticos, etc. Como vemos, los capitalistas entendían estas dificultades y anarquía del mercado como una nueva crisis, que terminaba expresándose en vaivenes en las bolsas de todo el mundo.

Fue justamente el Estado el que terminó tomando medidas para no afectar las empresas capitalistas. En EE.UU. la FED (Reserva Federal) redujo las tasas de interés, para aliviar la presión sobre los préstamos bancarios. Lo mismo hizo BCE (Banco Central de Europa) y sus homólogos en China y Japón. Además, se dio impulso a la mayor emisión de dinero de la historia (más de 13 billones de dólares). Es decir que el costo del dinero se redujo a cero, por los bajos intereses, mientras que las reservas de los bancos cubrían con flujo monetario la economía, esperando mantener los ritmos de producción. Creció así la deuda, sobre una base decreciente de la producción; lo que significó que menos mercancías respaldaban las economías. Mientras la mayoría de los índices de pobreza y deterioro social no se habían subsanado en gran parte del mundo. La mayoría de los países optaron por nuevos endeudamientos, a la espera de un ciclo de reactivación económica mundial. Pero otro aspecto de la deuda se trasladó a las empresas, las cuales destinaron préstamos al recomprar sus propias acciones, lo que atraía la especulación en bolsa, cuando muchas empresas se sumían en quiebras, como sucedió en China con la inmobiliaria Evergrande.

Este ciclo, ya había comenzado en 2008, lo que implicó un largo periodo de recuperación o lento crecimiento, durante diez años, hasta que chocamos con la pandemia, lo que inclinó las líneas a la depresión o crecimiento negativo. Para 2022, los signos de recuperación apuntaban a un nuevo ciclo de crecimiento, pero el fin de la globalización, las disputas arancelarias entre bloques económicos, las presiones de EE.UU sobre Rusia y China, terminaron articulando un complejo marco de disputas económicas, comerciales y finalmente militares que emergieron con la guerra de Ucrania. Los nuevos términos de trato entre potencias económicas, terminan hoy cuestionando los marcos de dominio y reparto de la torta económica mundial.

¿Por qué la inflación mundial?

Tras desatarse la invasión rusa de Ucrania, se esperaba un rápido desenlace, donde Ucrania sería absorbida como una región más de La Federación Rusa. Pero el resultado fue tan inesperado como la osadía militar que desafiaba el predominio de la OTAN y la primacía norteamericana, en la disputa de mercados y territorios.

Ucrania, un país que se había independizado de la URSS en 1991, había recorrido un corto periodo de transformaciones políticas y económicas (restauración capitalista), sin lograr mayor independencia de Rusia y su maraña de oleoductos dirigidos a proveer de energía a Europa. Este proceso de independencia de Rusia, implicó el derrocamiento de la cúpula ucraniana pro Putin, la llamada revolución nacionalista de Maidan, que abrió una disputa entre EE.UU y Rusia, para definir a qué bloque económico se integraba; si a la Unión Europea o a la Federación Rusa. Este cruce de caminos estaba condicionado por la ausencia de un estatus de pertenencia a la OTAN, por parte de Ucrania, situación resuelta por todo el Este Europeo, ya integrado a la U.E. y a la OTAN. Esta ambigüedad, había sido respondida por Rusia con la intervención en Crimea en 2014, lo que inició las llamadas sanciones de occidente. Además, se intensificó la intervención separatista en Dombas y el oriente de Ucrania, donde alegaba Rusia, eran víctimas las poblaciones rusas de represalias del régimen central de Ucrania. Ya Ucrania se había deshecho de su arsenal nuclear heredado de la era soviética, por tanto, solo contaba con una reducida armería de la segunda guerra mundial, limitados recursos y bajo presupuesto para exhibir músculo militar ante un adversario superior y superpotencia nuclear, como Rusia. Pero con mínimos recursos la población logró oponer resistencia a la brutal ocupación, que intentó tomar la capital Kiev, con el propósito de sustituir el gobierno. La respuesta de Occidente, la burguesía europea y EE.UU. fue a cuenta gotas, bajo la tesis de que no podía intervenir en un territorio que no fuera de la OTAN.

EE.UU. asume la iniciativa de profundizar las sanciones económicas a Rusia comenzando por bloquear los bancos para su libre actividad comercial, el embargo de sus reservas en dólares y oro, el bloqueo a todo suministro tecnológico a la industria rusa, incluido el destinado a su industria militar, y el retiro de las multinacionales y empresas para refinado de petróleo. Es decir, un bloqueo total a la segunda potencia petrolera del mundo. Además, Rusia terminó bloqueando la producción de granos, fertilizantes, aluminio, carbón y acero, lo que impactó sobre un cuarto de la producción mundial de materias primas.

Rusia es el principal proveedor de gas a Europa, en especial a Alemania. El cierre del gasoducto Nordstrem 2 implicó, no solo un golpe a la economía rusa, sino la renuncia a combustible barato para las empresas alemanas. Un complejo tejido económico y comercial, entre Europa y Rusia (toda la federación) que se había consolidado desde los años 90, lo que reducía los costos energéticos y las materias primas para el mercado europeo.

El comportamiento de los demás productores mundiales es buscar cubrir la demanda con especulación de precios, provocando el alza de la energía en Europa, que se definía por el comportamiento de los precios del petróleo y el gas, a pesar de contar con otras fuentes como la energía nuclear o el carbón.  EE.UU. que ostenta los primeros lugares en producción de petróleo, sus multinacionales no renuncian a la subida de precios, para favorecer su mercado interno. Por el Contrario, obligan a Biden, hacer uso de las reservas estratégicas de Petróleo, para impedir una escalada mayor, pero no detuvo el impacto en las gasolineras norteamericanas.

Esta avalancha en los costos energéticos, más la especulación desatada con metales, granos y demás materias primas, presionaron a un alejamiento del ciclo de recuperación, volcando los pronósticos a inflación con más recesión.

JuanD
Julio 20 de 2022

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Declaración de la Liga Internacional Socialista

¡No a la agresión del imperialismo ruso a Ucrania!
¡Fuera la OTAN y EE.UU. del este europeo!
¡Basta de guerras al servicio de los imperialistas!

[La situación de tensión y amenazas de acciones militares en torno a Ucrania merecen la máxima atención de los revolucionairos a nivel mundial. Divulgamos la Declaración emitida el 29 de enero de 2002 por la Liga Internacional Socialista, por considerarla un instrumento valioso para estudiar, discutir y tomar posición sobre esta situación de enorme trascendencia.]

1) Nuevamente, el continente europeo está bajo la amenaza de una guerra a gran escala.  Apenas empezó a caer en el olvido la guerra sangrienta en el territorio de la antigua Yugoslavia, las contradicciones Inter imperialistas y las ansias de expansión vuelven a poner a Europa al borde del abismo.

2) El debilitamiento de la hegemonía imperialista de EEUU está abriendo paso a un mundo completamente distinto. Rusia como nueva potencia imperialista está tratando de recuperar parte de lo perdido en los 90 y posicionarse hacia el futuro como socio prioritario del pujante imperialismo chino. El imperialismo estadounidense por su parte, con Biden como presidente es cada vez más agresivo y bajo la consigna de que “América ha vuelto” está intentando recomponerse.

3) La expansión continua de la OTAN para rodear a Rusia, su presencia cada vez mayor en el Mar Negro, la acumulación militar de EE. UU. en Grecia a partir del Acuerdo de Defensa conjunto, la venta de armas de alta tecnología a Ucrania por parte de Gran Bretaña y Turquía y la provocación que significa la intención por parte del imperialismo occidental de incorporar a Ucrania a la OTAN alimentan la posibilidad de un desenlace sangriento en la región.

4) El Imperialismo ruso por su parte, que viene de lograr un éxito significativo en la carrera por los últimos sistemas de armas, ha designado el territorio de la antigua Unión Soviética como una esfera de sus «intereses vitales».  Una mezcla de temor por el deterioro de los regímenes amigos en su zona de influencia y el avance de la OTAN por un lado y sus aspiraciones expansionistas por el otro lo están llevando a una intervención cada vez más activa sobre sus vecinos. Más recientemente, las tropas de la CSTO bajo el liderazgo del ejército ruso llevaron a cabo un acto de agresión contra el pueblo de Kazajstán, aprovechando el pánico del régimen autoritario-burocrático frente a los trabajadores que se rebelaron contra el deterioro de su nivel de vida y la falta de libertades democráticas.  Antes de eso, el Imperialismo ruso también desempeñó un papel clave en la represión de las protestas sociales del pueblo bielorruso contra la cínica falsificación de las elecciones presidenciales de 2020 por parte del régimen autoritario-burocrático de Lukashenka. La piedra de tropiezo para el establecimiento del control completo y total del Imperialismo ruso sobre el territorio de la antigua URSS viene siendo Ucrania.  La intención de EEUU de incorporarla a la OTAN es una provocación que ha reforzado las intenciones de Rusia.

5) La Ucrania burguesa, débil en comparación con el poderío militar ruso y extremadamente dependiente tanto de los grupos oligárquicos internos como del apoyo externo del imperialismo occidental, en opinión de los líderes del Kremlin, sería un bocado que podría tomar sin mucha dificultad. Aunque el reforzamiento en el terreno militar que está llevando adelante la OTAN en las últimas semanas lo esta haciendo dudar sobre los posibles resultados y abre la posibilidad de un acuerdo.

6) Las expectativas excesivamente optimistas que a nuestro juicio ha venido teniendo la élite del Kremlin se basa en una serie de factores.  Entre ellos, en primer lugar, la dependencia cada vez mayor de los países de la Unión Europea del suministro de gas ruso.  El rechazo de los países de la UE a su propia generación de carbón y la eliminación gradual del sector de la energía nuclear objetivamente ha hecho que muchos países clave de la UE dependan de Rusia y su Gazprom. Alemania ya se niega a proporcionar su espacio aéreo para el suministro de armas defensivas a Ucrania para «no enojar a Rusia» y esta tendencia han creído que sería la dominante. Sin embargo, en la medida que la presión de EEUU aumenta, el resto de las potencias europeas comienzan a alinearse con la Casa Blanca.

7) También debe señalarse que las autoridades burguesas de Ucrania han estado aplicando durante muchos años una dura política antisocial y neoliberal, que llevo a la mayoría del pueblo trabajador a una situación de extrema pobreza.  En tal situación, el llamamiento de las autoridades ucranianas a los sentimientos patrióticos de los ciudadanos de Ucrania y los llamamientos a luchar contra la amenaza de la ocupación rusa siguen encontrando una resistencia bastante oculta.  Pero está presente y más masivamente en el sur y el este de Ucrania, donde el imperialismo ruso está tratando de crear una base para sí mismo, utilizando demagógicamente el lema «protección de la población de habla rusa».  Por supuesto, aquí no estamos hablando de ninguna «protección de la población de habla rusa», sino solo de un pretexto para la implementación de la agresión imperialista contra Ucrania.

8) Desafortunadamente, muchos segmentos del movimiento de izquierda de la ex Unión Soviética han sido influenciados por narrativas rusas que llaman a los trabajadores a luchar exclusivamente contra “su capitalismo” e ignorar la agresión imperialista rusa externa.  Sin embargo, este llamado es solo una manipulación en manos de la burguesía imperialista rusa.  La experiencia de los internacionalistas de la «Izquierda de Zimmerwald» en 1915 muestra muy claramente que el llamado a los socialistas de cada uno de los países beligerantes a concentrar su lucha contra su propia burguesía estaba dirigido precisamente a los socialistas de los países imperialistas.  Mecanicistamente, un llamado similar a los socialistas ucranianos significa en la práctica y cínicamente llamarlos a ignorar la agresión imperialista rusa y abandonar cualquier intento de resistirla.

9) ¡La Liga Internacional Socialista llama a los trabajadores del mundo y en especial a la clase obrera rusa a oponerse a la ocupación de Ucrania que impulsa su gobierno y a evitar que esta se convierta en un campo de batalla de las potencias imperialistas! Somos muy conscientes de que Ucrania se ha convertido en un rehén en el juego y la competencia de los principales imperialismos del mundo.  Entendemos perfectamente todo el cinismo y la mezquindad del imperialismo estadounidense y occidental, que ahora juegan a los “defensores de Ucrania” ante la comunidad internacional, temiendo perder su control decisivo sobre la economía de un país débil y dependiente del capitalismo periférico.  Somos muy conscientes de que ambos campos imperialistas no defienden los intereses del pueblo ucraniano, sino exclusivamente sus propios intereses geopolíticos.  La clase obrera de Ucrania no debe hacerse ilusiones sobre estos imperialismos «amigos» y sus verdaderas intenciones y exigir el retiro de la OTAN de todo el este europeo. 

10) Solo un giro socialista de izquierda radical en la política ucraniana y mundial dará a los trabajadores de todos los países las condiciones previas para obtener el control de su propio destino.  En condiciones de que el capitalismo mundial persista en su fase imperialista, las amenazas de expansión militar externa persistirán y se multiplicarán. Pero ahora las tareas mas urgentes pasan por enfrentar una posible invasión de Rusia a Ucrania y que esta se convierta en una nueva guerra sangrienta al servicio de los intereses imperialistas.

Nuestras consignas socialistas del momento actual:

• ¡No a la agresión imperialista rusa contra Ucrania!

• ¡Fuera la OTAN y el imperialismo occidental del este europeo!

• ¡Retirada inmediata de las tropas rusas de las regiones de Donetsk y Luhansk de Ucrania, así como de Crimea, para abrir paso a un proceso de autodeterminación de esas regiones!

• Trabajadores rusos: ¡únanse resueltamente a la lucha internacional para prevenir la agresión imperialista contra Ucrania y enfrentar a su propio gobierno!

• Trabajadores ucranianos: ¡únanse para enfrentar las agresiones de Rusia y sacarse de encima a los capitalistas títeres del imperialismo norteamericano que los gobiernan!

• ¡Reforcemos la solidaridad internacional de la clase obrera de todo el mundo con los hermanos y hermanas ucranianos de la clase proletaria! ¡Rechacemos el derramamiento de sangre proletaria al servicio de los imperialistas!

29 de enero 2022

[Tomado de: https://lis-isl.org/2022/01/30/declaracion-de-la-lis-no-a-la-agresion-del-imperialismo-ruso-a-ucrania-fuera-la-otan-y-ee-uu-del-este-europeobasta-de-guerras-al-servicio-de-los-imperialistas/]

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Primer Congreso de la Liga Internacional Socialista

Aspecto del acto público de instalación del Primer Congreso de la LIS, Buenos Aires, 4 de diciembre de 2021.

Un paso adelante en el agrupamiento
de los revolucionarios socialistas
a nivel mundial

Del 4 al 10 de diciembre se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso de la Liga Internacional Socialista (LIS). Nuestra organización, Grupo de Trabajadores Socialistas (GTS), participó como invitada en el evento. Consideramos su realización como un importante paso en la lucha por el agrupamiento de los revolucionarios socialistas a nivel mundial.

Este primer congreso estuvo precedido por la Conferencia de fundación de la LIS a finales de 2019 y la Conferencia Internacional de agosto de 2021, a la que también fuimos invitados. El inicio de la pandemia en 2020 había impedido la realización del Congreso por todos los obstáculos que han impuesto las cuarentenas y medidas sanitarias que dificultan los desplazamientos internacionales. No obstante, venciendo adversidades, y como una genuina muestra de disciplina militante, los delegados plenos y los invitados de 25 países logramos garantizar la participación en el Congreso. El acto inaugural, realizado en la emblemática Plaza de Mayo se puede ver en https://fb.me/e/24kdA1sjX

La profunda crisis que atraviesa a la sociedad capitalista y al imperialismo a nivel mundial nos coloca, cada vez de manera más apremiante, ante la terrible disyuntiva que planteó, a principios del siglo XX, la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo: “Socialismo o Barbarie”. Esto se ha puesto en evidencia con la pandemia del coronavirus y sus graves secuelas económicas y sociales, la catástrofe ambiental, los conflictos bélicos, la creciente sobrexplotación de las trabajadoras y trabajadores, migraciones y hambrunas, que tensionan la situación mundial agudizando la lucha de clases y las crisis políticas de gobiernos y regímenes.

Pero los estallidos sociales, verdaderas insurrecciones de masas que se han multiplicado en los cinco continentes, no logran aún revertir los ataques capitalistas y las agresiones imperialistas por la ausencia de una dirección revolucionaria. Se constata así la caracterización hecha por León Trotsky en el texto fundacional de la Cuarta Internacional: “La crisis de la humanidad se reduce a la crisis de su dirección revolucionaria”.

Tribuna del acto público de instalación del Primer Congreso de la LIS, Buenos Aires, 4 de diciembre de 2021

Por eso, el principal reto, hoy por hoy, es la construcción de alternativas revolucionarias con un claro programa socialista, un método sano de construcción partidaria y la permanente intervención en la lucha social. La desigualdad entre las condiciones objetivas de la lucha de clases y la debilidad de las organizaciones revolucionarias nos obliga a buscar sin descanso el agrupamiento de los revolucionarios.

Durante varias décadas las corrientes que nos reclamamos como continuidad de la Cuarta Internacional hemos experimentado con diversas tácticas de construcción nacional e internacional. En medio del vigoroso ascenso de las luchas sociales que hoy sacude al mundo seguimos siendo organizaciones débiles, marginales y dispersas.

Durante las deliberaciones

Es por esto que la LIS se propone ser un punto de referencia para la construcción de la organización internacional sobre la base del reconocimiento franco de que existen diversas tradiciones, entre quienes nos identificamos como marxistas revolucionarios. El Primer Congreso de la LIS ha sido una puesta a prueba de dicho planteamiento, pues además de las secciones oficiales de la LIS asistieron partidos, grupos o movimientos que están buscando una perspectiva internacional.

Los documentos presentados al Congreso abarcaron los principales problemas políticos a los que debemos dar respuestas los revolucionarios, no para la especulación teórica, sino como orientación urgente para la intervención directa en la lucha de clases con el objetivo de avanzar en dos estrategias: la movilización de masas contra el capitalismo y la construcción de la organización política internacional que llene el actual vacío de dirección. Las versiones públicas de dichos documentos, las resoluciones votadas, y las campañas políticas acordadas serán un valioso instrumento de construcción que debemos estudiar, pero sobre todo convertir en orientación práctica para intervenir en la lucha de clases. Las resoluciones aprobadas pueden consultarse en: https://lis-isl.org/2021/12/15/1-congreso-de-la-lis-un-gran-paso-adelante-en-la-organizacion-de-los-revolucionarios-a-nivel-mundial/.

El Grupo de Trabajadores Socialistas viene haciendo una invaluable experiencia de trabajo en común con los camaradas de Impulso Socialista, sección oficial de la LIS en Colombia. De ello se puede dar cuenta con nuestra participación en los eventos y movilizaciones que se adelantaron durante el período reciente, en particular durante el pasado paro nacional. Nuestra participación en el Primer Congreso de la LIS ha permitido un mayor conocimiento mutuo y consolida los lazos para la actuación colectiva.

¡Viva el Primer Congreso Internacional de la LIS!
¡Adelante por la Revolución Socialista Mundial!

Delegados por GTS al Congreso
Diciembre 14 de 2021

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Después de la derrota en Afganistán

Tropas de Estados Unidos retirándose de Afganistán

La retirada de las tropas imperialistas de Afganistán y el ascenso al poder del Talibán es el cambio más significativo en la lucha de clases a nivel mundial y nos exige a los revolucionarios caracterizar lo ocurrido y anticipar sus consecuencias para los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Como un aporte al análisis, más allá de las circunstancias internas de Afganistán, publicamos esta colaboración de uno de los integrantes del Grupo de Trabajadores Socialistas. Sus afirmaciones están abiertas a la más amplia discusión entre nuestros lectores.

Contener a China, ante el declive de EE.UU.

JUANDARIO septiembre 17 de 2021

Tras la salida de EEUU de Afganistán en agosto de 2021, quedan pendientes cerca de 2500 soldados en Irak:

“Dieciocho años después de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos, este último país solo tiene unos 2.500 soldados regulares en suelo iraquí, más un número pequeño y no revelado de fuerzas de Operaciones Especiales que luchan contra EI.

Concentrados en solo tres bases, son una pequeña fracción de la fuerza de 160.000 efectivos que ocupó Irak después de la invasión, pero aún están sujetos a ataques con misiles y aviones no tripulados de supuestas milicias respaldadas por Irán…. Estados Unidos ha estado tratando durante mucho tiempo de liberarse de lo que el presidente Joe Biden llama sus «guerras eternas» en Medio Oriente.

De ahí la retirada acelerada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán, ya que Estados Unidos y sus aliados centran su atención cada vez más en la región de Asia-Pacífico y el mar de China Meridional.” https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57982702

Se confirma una tendencia: cómo declina la influencia de EEUU en regiones álgidas para los intereses norteamericanos y se define un proceso que es el fin de la era de su hegemonía después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy los esfuerzos de EEUU se centran en redoblar el apoyo a sus aliados en Medio Oriente contra las pretensiones de Irán para asumir un liderazgo en la región. A la vez transmitir confianza de que sus intereses económicos siguen a resguardo de las pretensiones rusas o chinas.

EEUU se niega a ceder su trono

A la sombra de EEUU se mantuvo a los capitales que participaron en la Segunda Guerra Mundial, sobre todo Reino Unido, Alemania, Francia, Japón. Para 1944 se había acordado un modelo financiero y comercial con miras a la posguerra. Los acuerdos financieros de Bretton Woods marcaron el inicio de un ascenso, sobre la devastación de Europa, Rusia y Japón. Este plan de reconstrucción dio a EEUU la base para salir de la crisis de 1929, por medio de la guerra.

 “Los objetivos que se marcaron con esa contienda “hace tiempo que se cumplieron”, argumentó, confirmando que, aunque el acuerdo de paz firmado por Donald Trump con los talibanes no es el que él “habría querido”, lleva el sello de Estados Unidos y lo respetará, pero sus tropas abandonarán el país asiático de forma más lenta de lo pactado, aunque no más tarde del 11 de septiembre. “No vamos a salir corriendo por la puerta”, recalcó Biden.” https://www.lavanguardia.com/internacional/20210415/6798678/biden-aftanistan-eeuu-tropas-objetivos-guerra.html

Pero la crisis económica abierta en 2008 evidencia un declive del orden impuesto después de medio siglo XX, introduciendo dificultades a EEUU para mantener sus aventuras militares. El discurso de Biden trata de cubrir cierta impotencia y agobio por la sensación de vulnerabilidad que desata en los capitalistas del mundo.

“…el presidente Joe Biden interrumpía sus vacaciones y volvía a la Casa Blanca para decirles una verdad a los estadounidenses que debían oír del propio comandante en jefe. “Fuimos a Afganistán hace 20 años con objetivos claros: atrapar a los que nos atacaron el 11 de septiembre y asegurarnos de que Al Qaeda no podría usar Afganistán como base para atacarnos de nuevo. Eso hicimos. Diezmamos severamente a Al Qaeda y nunca dejamos de perseguir a Osama bin Laden hasta que lo encontramos. Eso fue hace una década. Nuestra misión en Afganistán nunca fue construir una nación. Nunca fue crear una democracia unificada y centralizada”. Negro sobre blanco. El fin de una era. En menos de un mes, Estados Unidos rememorará el 20 aniversario del 11-S con los talibanes de nuevo asentados en el poder y en vías de ser aceptados —o de alguna forma tolerados— por parte de la comunidad internacional. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, hablaba de “perseguir un diálogo por razones prácticas” mientras el ‘premier’ británico, Boris Johnson, cambiaba de opinión sobre la marcha y aseguraba que estaban dispuestos a ver cómo actuaban los nuevos hombres fuertes del país antes de tomar ninguna decisión radical. Incluso en Washington parecen dispuestos a dar un inusual voto de confianza a uno de los grupos más despreciados por la opinión pública global, tristemente célebre por lapidar mujeres, castigar ‘infieles’ y mutilar delincuentes.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia_3239258/

La crisis se demuestra en las alturas del frente imperialista occidental, que desde la OTAN habían acompañado la secuencia de invasiones a Afganistán en 2001 e Irak en 2003, y todo el pretendido combate al terrorismo, desatando la islamofobia y el subsecuente miedo a los migrantes de Asia y África.

La embajadora alemana en Washington, Emily Haber, advirtió a Berlín el pasado 6 de agosto, una semana y media antes de la caída de la capital afgana, de que se esperaba un escenario Saigón en Kabul. En un informe telefónico al Ministerio de Exteriores alemán, informó que la Administración de EE.UU. contaba con que el gobierno afgano podría colapsar más rápido de lo esperado y sugirió que los planes de emergencia para la Embajada alemana en Kabul deberían activarse. Alemania debería estar preparada para el hecho de que, si la situación empeoraba, los estadounidenses actuarían solos y sin consultar a los Aliados.” https://www.abc.es/internacional/abci-eeuu-advirtio-alemania-sobre-desastre-kabul-202109071054_noticia.html#vli=al-ed&vca=Diez_d%C3%ADas_antes&vmc=web&vso

Las guerras del imperio en el siglo XXI

Tras el ataque terrorista a las Torres Gemelas en 2001, EEUU asume la agenda de lucha contra el terrorismo, sin encontrar oposición abierta de ninguna potencia. El argumento intervencionista se dirige a un pequeño país de Asia: Afganistán, gobernado por un grupo radical religioso islámico, el Talibán. Triunfantes de la guerra civil entre facciones militares que expulsaron el ejército ruso en 1989. Era factible que después de la salida de las tropas soviéticas de Kabul, se extendiera al interior de la URSS –y luego de las repúblicas ex soviéticas, bajo la comunidad que liderara Rusia– el temor de rebeliones que tuvieren influencia afgana, incluso Putin amenazó con invadirles si seguían apoyando las guerrillas chechenas. https://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2000/05/22/rusia-amenaza-atacar-afganistan-ayudar-chechenos/0003_41064.htm

“»Los antiguos talibanes, en los 90, eran los que pedían la liberación de los ‘hermanos chechenos’ o los ‘hermanos uigures’ o incluso los musulmanes de Cachemira. Esta vez están tratando de asegurar a China, Rusia e India que entienden los problemas de los musulmanes en esos países como un problema interno y que no se van a inmiscuir», detalla Fatemeh Aman, del Middle East Institute, a El Confidencial. «Es una estrategia bien pensada y está funcionando», detalla la investigadora sénior.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia_3239258/

Una guerra de 20 años

Mientras la economía mundial avizoraba un escalamiento del neoliberalismo, con la globalización las multinacionales arremetieron con frenesí sobre las endebles economías semicoloniales y daba espacio para que inversiones y capitales apuntalaran nuevas divisiones del trabajo y el capital, expresándose en el creciente afianzamiento de China e India en la región asiática. En ese núcleo de desarrollo, EEUU intenta consolidar posiciones que le aseguren un dominio de la región y de contención a las futuras expansiones que impulsaría el crecimiento chino. China se ha transformado en la fábrica del mundo, dependiendo de los capitales mundiales para asegurar su lugar en la mesa del nuevo reparto de las fuentes de materias primas y disposición de la extracción de plusvalía mundial. Aun todos ven prevalecer el dominio financiero de EEUU, pero sustraído a la mayor crisis interna producto de su dependencia del parasitismo del mercado mundial, la tendencia a una deuda colosal y el debilitamiento militar, que cuestiona el orden impuesto en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Hoy esa influencia choca directamente con un mundo más diferenciado regionalmente, con mayor peso de países como China, India, Rusia, Turquía y la propia Francia y Alemania con Reino Unido. Con la globalización los capitales flexibilizaron fronteras y la fuerza de trabajo, se extendieron los TLC y otros tratados comerciales, pero aún así no lograron el pleno dominio que aspiraban las corporaciones capitalistas (monopolios financieros, industriales y servicio-comercio) sobre los países dependientes de capital, es decir, se ha profundizado la semicolonización y endeudamiento de los estados.  La prueba de la crisis es el agotamiento de los estados para solventar crisis tras crisis. Lo que más se acrecienta son el déficit fiscal y el endeudamiento de los gobiernos  que han invertido en salvar los bancos de cada debacle financiera. Pero lo cierto es que son las corporaciones las que han diseñado las guerras para responder a los flujos financieros que necesitan rutas materiales para realizar sus ganancias. Se gastaron en cada día de los 20 años en Afganistán 300 millones de dólares, transferencia a las corporaciones armamentísticas y al dispositivo militar, además de todo el salvamento a los bancos y la industria del motor.

Pero el reguero fundamentalista se extendió por Medio Oriente, involucrando nuevas guerras, como Libia y Siria. Es así como la emergente burguesía rusa era consciente de que en medio del desorden introducido en Asia por EEUU al invadir Afganistán primero y luego Irak, lo que estaría en juego era la reorganización del dominio militar, lo que involucraría Ucrania y Bielorrusia, en disputa con Europa. Así que al pantano de la guerra civil de Siria, le seguiría el bloqueo a Irán por EEUU, la inestabilidad abierta con las revoluciones árabes y la reacción militar en Egipto. Este ajedrez de poder, involucra enormes recursos militares y la necesidad de EEUU de sostener a Israel como potencia regional, que asegure y resguarde el libre tránsito de los capitales petroleros. Con ello se arropan las reaccionarias monarquías del Golfo Pérsico, que azuzan contra Irán para reducir su capacidad productiva y de oferta petrolera, lo que ha beneficiado a Rusia como nuevo proveedor seguro de Europa y en especial de Alemania. En todo confluye un eje: el aplastamiento de las rebeliones de África, Medio Oriente y centro de Asia. En esto se unifican todas las potencias y EEUU asume un repliegue para conservar posiciones en el control de América latina.

Por tanto, en el marco de la recuperación económica de 2008, se abre la confrontación de EEUU y China por dominar los mercados tecnológicos, mientras se avizoraba una nueva crisis que emerge justo con una recesión tras la Pandemia en 2020. Todos los capitales están necesitados de un reordenamiento de las influencias regionales, pero EEUU no cede en su control de los centros financieros, apoyado en la preeminencia de sus multinacionales. Como tampoco declina su monstruoso poder bélico nuclear y de asistencia a sus aliados, en especial en el Mar de China, asediado por una competencia cada vez mayor por controlar las rutas de más mercancías en el Siglo XXI. Por ello no es menos el interés de China por asegurar la Ruta de la Seda que le una a Europa y los centros de provisión de energía.

“…los entonces líderes insurgentes ordenaban a sus muyahidines que cooperaran en la protección de varias infraestructuras clave que promovía el Gobierno de Ashraf Ghani con países vecinos. “No solo respaldamos todos los proyectos nacionales que sean de interés para nuestro pueblo y resulten en el desarrollo y prosperidad de la nación, sino que estamos comprometidos a protegerlos”, dijo el grupo en un comunicado, un compromiso que reiterarían en varias ocasiones.

Estas incluyen el gasoducto TAPI (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India), una instalación de 1.800 kilómetros valorada en 10.000 millones de dólares con la que Turkmenistán aspira a transportar sus ingentes reservas gasíferas -las cuartas del mundo- para abastecer la creciente demanda de Asia del Sur; la red eléctrica CASA-1000, presupuestada en 1.200 millones de dólares y que permitiría exportar 1.300 MW de superávit hidroeléctrico de Kirguistán y Tayikistán a Afganistán y Pakistán mediante un tendido de 1.222 kilómetros, o la línea férrea Turkmenistán-Tayikistán, cuyo trazado sobre el papel atraviesa Afganistán y que lleva años generando titulares a cuentagotas. Estos faraónicos proyectos acumulan años de retraso y algunos analistas incluso dudan de que algunos se vayan a completar alguna vez-; pero se ha convertido en una visión común que alinea sobre el papel los intereses de varios actores en la región. En todos los casos, la inestabilidad afgana era citada recurrentemente como uno de los grandes obstáculos para avanzar. No cabe duda de que los talibanes serán invitados a la mesa. De hecho, ya lo han sido. El pasado mes de febrero, una delegación talibana encabezada por el mulá Abdul Baradar -, quien se perfila como el nuevo hombre fuerte de Afganistán- viajó a Turkmenistán para insistir en su compromiso en seguir impulsando esta cooperación regional. En el comunicado conjunto tras el encuentro, ambas partes destacaron “la importancia de mantener la paz y estabilidad en Afganistán”.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia

La única salida a las potencias imperialistas del viejo periodo es pactar un nuevo reparto de las áreas de influencia, donde EEUU entrega lo que le quedo más allá de sus fuerzas y posibilidades, Asia Central, partes de Medio Oriente, sigue en disputa África y América Latina. Pero incluso dentro de estos continentes los procesos de lucha interna siguen en vilo por el ascenso de masas y todavía un margen de contención por la ausencia de direcciones revolucionarias, pero sobre todo porque la clase obrera sigue rezagada políticamente, producto de una ofensiva económica y social y el peso relativo de las burocracias sindicales además del desplazamiento a la derecha del estalinismo con su estrategia de “radicalizar la democracia” en lugar de luchar por la revolución socialista.

La situación privilegiada de EEUU al controlar regionalmente el centro de Asia, específicamente Afganistán, terminó siendo un pantano sin horizonte seguro, para sus propias multinacionales a las que se hacía imposible operar libremente, ante el asedio de guerrillas y el repliegue de EEUU para defender al corrupto gobierno de Kabul, sin ninguna perspectiva de vencer al Talibán.

“El TAPI generará unos ingresos anuales de unos 400 millones de dólares [365 millones de euros] y creará miles de empleos directos e indirectos para los afganos”, asegura Abdullah Asifi, jefe de la oficina de coordinación del TAPI en el Ministerio de Minas y Petróleo. En su respuesta por escrito a las preguntas de EL PAÍS, también precisa que, una vez en funcionamiento, Afganistán va a obtener “500 millones de metros cúbicos de gas [anuales] en la primera década, el doble en la segunda y 1.500 millones en la tercera” https://elpais.com/internacional/2019/10/10/actualidad/1570701390_151803.html

El imperialismo se descompone cada vez más

La época del imperialismo como lo señalo Lenin, empujaría a mayores niveles de descomposición y parasitismo. Los grandes capitales se elevan sobre la necesaria reducción de propietarios, a la vez que se arruinan cada vez mayores sectores de las clases medias y la pequeña burguesía. La clase obrera producto de la tecnificación reduce el valor que aporta en las mercancías, pero sigue anclada a la explotación asalariada y largas jornadas de sobre trabajo. Ya la racionalidad de que la sociedad cuenta con una alta capacidad productiva, que exige menos horas de trabajo por hombre, es no solo ignorada por el capital, sino que por el contrario el capitalismo empuja a los más brutales designios de la era neoliberal, el abandono estatal de las necesidades más básicas, el predominio del paro sobre el empleo, las privatizaciones de todas las actividades sensibles como la salud y la educación, el agua, coronando este curso la era destructiva de la naturaleza y las bases para la vida en el planeta.

El desarrollo capitalista al servicio de las multinacionales en China en estos últimos 20 años ha sido sobre la base del más brutal saqueo minero y energético a ritmos de sobreproducción, de la duplicación de tierras de cultivo, de la demanda creciente de nuevos minerales que implica nuevas explotaciones en zonas vírgenes y la destrucción inminente de ecosistemas y la biodiversidad en todo el planeta, ante la desmedida cadena de bienes y servicios que demanda una nueva población con mayor capacidad de consumo, pero equivalente a EEUU y Europa juntos. Los términos de desarrollo de EEUU, Europa, Japón y China ante el resto de pueblos, solo pueden medirse en pérdida de autonomía y sujeción a nuevas condiciones de dominación capitalista e imperialista, es decir vamos a más condiciones de semicolonización.

“Para China, Afganistán es un país que ofrece muchas posibilidades interesantes: un ‘hub’ para los ejes de transporte a través de Eurasia y con considerables recursos naturales” explica Andrew Small, investigador para Asia del ECFR. Minas de cobre, reservas de tierras raras, litio, cobalto. El Gobierno afgano cifró la riqueza mineral del país en más de tres billones de dólares, incluyendo combustibles fósiles. Pekín clasifica la industria de las tierras raras como «estratégica» y, tras años de inversiones, cuenta con la absoluta hegemonía del sector REE (por sus siglas en inglés) indispensables para la industria de las telecomunicaciones, defensa y energías verdes. Fiel a su estilo, Pekín ha tratado de presentarse como un aliado más pragmático y menos intervencionista que Occidente, sin moralinas ni hipocresías. Es improbable que los chinos quieran mantener presencia militar en el país y utilizarán su libro de jugadas con incentivos diplomáticos y económicos para persuadir a sus nuevos vecinos islamistas. Asegurar esta reserva es crucial para su primer asalto por el trono de potencia de referencia global. “Los talibanes esperan la participación de China en la reconstrucción y el desarrollo de Afganistán. Estamos de acuerdo”, ha declarado Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, esta semana. Ya desde hace años Pekín había estudiado la opción de extender el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC) hasta Afganistán, con la construcción de autopistas (de Kabul a Peshawar), trenes (a Kandahar) y oleoductos. Esa ampliación podría multiplicar el flujo de carga en la Nueva Ruta de la Seda, proyecto bandera de Xi Jinping. Hasta ahora, sin embargo, la situación de inseguridad había arrinconado estas ambiciones.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia

El curso de colonización se inserta en estrategias de intermediación como los talibanes, quienes son confiables por su accionar reaccionario y nada anti capitalista, ni siquiera estatista. Pero es un ejemplo de la ruta que impone una adecuación de los marcos de dominación que necesita imponer el capital a nivel internacional. Todo esto a un costo excepcional de nuevas condiciones de trabajo, bajo regímenes cada vez más autoritarios y asegurados en sistemas militares y de represión que actúan a la menor señal de malestar y resistencia ante los redoblados planes de explotación social y económica. Las burguesías sienten menos confianza en que los trabajadores y las clases medias, vean sus intereses representados en los parlamentos y los partidos burgueses que se hacen cada vez más reaccionarios a logros y a las conquistas democráticas del siglo XX.

“Aparte de intereses económicos en Afganistán -China aún guarda la esperanza de explotar cobre en la región afgana de Mes Aynak-, a Pekín también le preocupa que los grupos islamistas que operan en la región de Xinjiang, en el oeste del país, tomen fuerza.

«A los chinos les interesa hacer contraterrorismo en Afganistán, debido a las actividades de grupos extremistas uigures en Xinjiang y del Partido Islámico del Turquestán (una organización islamista fundada por yihadistas uigures)», explica Seth Jones.” https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58145850

Es precisamente la nueva burguesía china la que necesita asegurar su lugar en la mesa de las hienas imperialistas. Pues ningún país imperialista cederá su lugar, como no lo hará pacíficamente la burguesía ante la lucha de los trabajadores. Y es precisamente el desorden que introduce la declinación del imperialismo ante las luchas de los pueblos. Pero el imperialismo (el gran capital) sabe que asegurar su dominio se define sobre unos nuevos presupuestos, pues el capital fluye detrás de la producción, y hoy esta se concentra en Asia. Para China su crecimiento está ligado a la estabilidad de las economías capitalistas, pero ello le demanda términos de negociación y contención de su propio proletariado. Mantener la confianza de inversión de capital, se apoya en mantener los niveles de ganancia que ofrece la explotación de millones de chinos y el saqueo de recursos y materias primas en todo el mundo. El capital imperialista fluye hacia China por estas ventajas, pero entiende a la vez, que al consolidarse China se erige en nuevo árbitro de las condiciones de reparto del mercado mundial. Es sobre esta transición que EEUU y Europa, deben definir los nuevos términos de ese reparto, de manera que cada país colonial y semicolonial termina en la mesa de negociación y es intercambiable.

El nuevo reparto del mundo

Rusia se asegura sobre su poderío energético y militar, pero sobre todo en su capacidad nuclear y de tecnología misilistica. El propio régimen interno que impone Putin, es demostración de cómo los centros de poder giran en torno a los cálculos financieros y la articulación necesaria de cada burguesía con las metrópolis. Ya se ha concertado entre EEUU y Alemania, dar vía para el suministro de combustibles por la vía de Nord Extream 2. Nada más lejos el falso debate de que las democracias occidentales presionan a Rusia para que garantice libertades políticas a sus ciudadanos, el verdadero interés es la libertad de los capitales para acceder a los recursos de Rusia y todos los países del mundo.

La prensa europea denuncia el autoritarismo en Rusia y su actitud belicista, pero oculta la xenofobia que se vuelve recurso de la derecha europea para manipular la opinión pública promoviendo la persecución y el maltrato a los migrantes de África y Asia. La realidad es que antes se combatía la “amenaza comunista” (años 50 – 80), luego se pasó a la “terrorista” (años 90-2000) y hoy se utiliza a los migrantes como ficha de expediente, para ocultar la catástrofe sanitaria que han gestionado las democracias imperialistas. Primero concentrando las vacunas y luego descargando en los trabajadores los efectos de la crisis desatada por los cierres de fronteras y las cuarentenas forzadas.

Los conflictos viejos como Palestina, se suman a un mapa de nuevos repartos y saqueos que está en la mira de los grandes capitalistas y bancos. Siria, Irán, Libia, Bielorrusia, Ucrania, Afganistán, Hong Kong, Taiwán, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Yemen, Myamar (Birmania) y muchos más en África y Oceanía. Guerras civiles, dictaduras, intervenciones de la OTAN y EEUU, hacen junto a las presiones de Rusia y China, para mostrar musculo militar y capacidad de disuasión ante la amenaza de EEUU, que permanece aún en todos los continentes como un policía del mundo. Pero lo que preocupa a todos los capitalistas es el alza de luchas y explosiones de las protestas, que toma cada vez más intensidad entre la clase obrera, aturdida en décadas de retroceso de sus salarios. A la vez es difícil que emerjan grandes partidos que sustituyan la socialdemocracia y que canalicen electoralmente a la pequeña burguesía y las clases medias urbanas, las cuales terminan asociando su supervivencia a modelos de progresismo burgués, mientras las alternativas revolucionarias y obreras siguen subterráneas y sin claridad para romper el desestabilizado orden capitalista.

Pero es continuo el peligro de guerras y escaramuzas bélicas como las de China e India, India y Paquistán, Rusia y Ucrania, Irán e Israel, EEUU y Corea del Norte, Taiwán y China. Cada intervención en fronteras o de apoyos militares por potencias imperialistas, genera tensiones suficientes para desestabilizar regiones políticas y geográficas. Por ello el interés de EEUU de valerse de su preeminencia militar, para asegurar un lugar que luce cada vez más débil por sus dificultades políticas internas. Pero a la vez necesita dar tranquilidad a los norteamericanos de que sus hijos no mueren en guerras “inservibles”. Por tanto EEUU necesita recurrir cada vez más a transferir en terceros o en maniobras que buscan desestabilizar los gobiernos que no le son confiables para sus inversiones o terminan cooptados por Rusia y China.

En 2019, Rusia se convirtió en uno de los protagonistas en las negociaciones de paz iniciadas por la administración de Donald Trump con los talibanes y la oposición afgana. Delegaciones de talibanes acudieron a Moscú para algunas rondas de las conversaciones, incluyendo al mulá Baradar. Rusia abogó por que fueran incluidos en el Gobierno de coalición, cooperaron con ellos en la lucha contra el Estado Islámico e incluso fueron señalados por suministrarles armas. A Rusia le conviene que la estabilidad de Afganistán pueda favorecer el desarrollo de los ‘istanes’ y apalancar su influencia en una región con una alicaída presencia estadounidense. Los rusos también practican una efectiva diplomacia económica, en la que ofrecen sus empresas estatales -especializadas en extracción e hidrocarburos- así como vías de financiación alternativas con acuerdos de gobierno a gobierno.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia

Para Rusia es fundamental hacer cortafuego para cualquier contagio islamista al interior de la confederación Rusa, la dinámica poblacional blanca en Rusia declina a favor de las minorías étnicas de las antiguas repúblicas donde predomina el islam, por ello no es conveniente la proliferación de corrientes que rivalicen con el conservadurismo ortodoxo.

La salida de EEUU de Asia Central aunque parecía una recompensa a las expectativas de Rusia para estabilizar la región, obligó al propio Putin a que se apersonara en los contactos con el Talibán, con el objetivo de tener garantías de que los rebeldes se concentraran en mantener el control de un país fragmentado y terreno fértil para los radicalismos que nada tienen de revolucionarios, pero que ensombrecen la capacidad un nuevo gobierno de asegurar que tras la pobreza y el narcotráfico, se vean Rusia y China atrapados en la necesidad de combatir insurgencias futuras en sus propias fronteras.

“Además, las exigencias rusas nada tendrán que ver con derechos humanos o libertades fundamentales, sino con la estabilidad. “Quieren evitar a toda costa que Afganistán implosione y se convierta de nuevo en un foco de extremismo que ponga en jaque un área estratégica”, agrega el experto. Moscú está dispuesto a esperar, pero consciente de que existen riesgos si los talibanes vuelven a ser los versos libres del integrismo islámico. «Tayikistán es el país que corre en estos momentos el mayor peligro», advertía hace poco el vicepresidente del Comité de Defensa del parlamento ruso, Yuri Shvitkin. “Uzbekistán tiene grandes fuerzas militares en la frontera, Turkmenistán cuenta con un apoyo considerable de China, mientras que en Tayikistán existen bastantes partidarios del movimiento talibán», avisó en declaraciones a la agencia rusa Interfax, recalcando que en la zona está desplegada la 201 División Militar del Ejército.” https://www.elconfidencial.com/mundo/2021-08-19/geopolitica-taliban-afganistan-pakistan-china-rusia

Como vemos lejos está EEUU de asumir una confrontación abierta para mantener sus posiciones geográficas, el desorden lo introduce el propio capital que necesita dominar territorios y pueblos. Para las multinacionales norteamericanas los cálculos están en recuperar su base de operaciones financiera en Wall Street, pero conscientes de las intervenciones necesarias que desde Washington se desarrollan en la contención no ya de Rusia y China, sino del movimiento de malestar que se desarrolla dentro del proletariado mundial, que se resiste a una agenda de sobrexplotación y saqueo, donde las grandes potencias reordenan el tablero a la medida de sus posibilidades y al servicio de su dominio del mercado y los recursos de fuerza de trabajo y de la naturaleza para extraer materias primas, sin pausas y con mayor intensidad.

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