Estudiantil

Declaración de los COSOL en respaldo a la lucha democrática de los universitarios

¡Ismael Peña no es el rector de la Universidad!
¡Viva la Constituyente Universitaria!

Desde hace más de mes y medio la Universidad Nacional de Colombia vive una grave crisis provocada por el intento de imponer un rector repudiado por la mayoría de la comunidad. Pasando por encima de una consulta que respaldó de manera contundente a otro candidato, y utilizando maniobras que han sido calificadas como ilegales por destacados juristas, el profesor Ismael Peña ha pretendido posesionarse como rector de la principal universidad pública del país.

Tal como se ha denunciado por medios de comunicación alternativos, un pequeño grupo burocrático se ha apoderado desde hace más de veinte años de los órganos de gobierno universitario, promoviendo el modelo de universidad empresa, de la que se lucran quienes hoy quieren perpetuarse en el poder. Mientras tanto los fines misionales de la Universidad Nacional (docencia, investigación y proyección a la comunidad) enfrentan cada vez más obstáculos para su realización. La infraestructura de la universidad (como es el caso de la Sede Tumaco) es precaria, el bienestar estudiantil se reduce a medidas asistenciales, se incrementa la inestabilidad laboral de los docentes ocasionales y se generalizan las ODS como forma de contratación laboral en el sector administrativo.

La crisis de la Universidad Nacional es consecuencia de la aplicación de los planes del imperialismo para la educación que se profundizaron desde hace más de tres décadas con la imposición del neoliberalismo que se propuso privatizar las actividades a cargo del Estado, como la educación pública o la salud a todos los niveles. La mercantilización de la educación superior, disfrazada con las llamadas “políticas públicas”, ha sumido en la crisis a todas las universidades colombianas. La ausencia de democracia en la elección de las autoridades académico-administrativas es parte de ese proceso.

El intento de golpe de Peña y el grupo que lo secunda ha sido respondido con un movimiento de rechazo encabezado por el estamento estudiantil, principal víctima del deterioro de la universidad insignia del pueblo colombiano. El movimiento se ha extendido a todas las sedes de la universidad y fue respaldado por los profesores que se han autoconvocado en claustros de deliberación sobre la situación de la universidad y para estudiar las profundas reformas que se requieren para superar la crisis haciendo realidad los objetivos de gratuidad, bienestar universitario, alta calidad y garantías laborales para sus estamentos, conquistando en primer lugar un sistema de gobierno universitario democrático. Estos objetivos coinciden con el propósito declarado por el actual gobierno de dar ingreso a todos los bachilleres del país a la formación universitaria plenamente garantizada por el Estado.

La semana pasada la asamblea de los trabajadores de la universidad tomó la decisión de sumarse a la protesta declarando la hora cero de cese de actividades a partir del 14 de mayo. Es necesario que los sindicatos universitarios unan esfuerzos para garantizar esa decisión organizando desde la base la participación activa de todos los trabajadores de la universidad. Este movimiento multiestamentario tiene como objetivo desarrollar un proceso constituyente que democratice la vida universitaria y sirva de ejemplo a todas las universidades del país, en medio de la lucha por el rescate de lo público.

Desde los Comités de Solidaridad con los Sectores en Conflicto (COSOL) respaldamos la decisión de los estamentos universitarios y haremos presencia en las sedes de la Universidad Nacional de Colombia para apoyar las actividades de protesta. Invitamos a todo el movimiento sindical a sumarse a esta lucha.

Bogotá, mayo 13 de 2024

La Nacho, como le decimos por cariño al alma mater muchos y muchas, ha pasado por un largo letargo organizativo y bajos niveles de movilización producto de la pandemia y el reflujo de la UNEES. Esto ha devenido en que el estado político de la universidad sea muy distinto a aquel que se dio hace ya más de 5 años, cuando los y las estudiantes de su momento enfrentaron al gobierno reaccionario de Iván Duque y llevaron adelante uno de los más grandes procesos desde la época de la Mane (2011).

Por otra parte, las luchas por la autonomía y contra la «securitización» del campus, las disputas alrededor del bienestar universitario y las garantías académicas o el debate en torno a la democracia universitaria son cuestiones que se han ido recuperando a lo largo del tiempo; dado que hoy una nueva generación de activistas estudiantiles está gestando nuevos procesos y abriéndose a la posibilidad de alcanzar sus reivindicaciones vía los procesos de resistencia.

En este sentido, es necesario recuperar los elementos históricos del movimiento estudiantil en tanto su método y debates, es decir, la utilización de mecanismos democráticos para organizar la lucha e intervenir en la realidad, cómo asambleas y consejos estudiantiles. Si bien en estos momentos se ha retrocedido al viejo debate de que, si estas son legítimas o no, las y los estudiantes de la universidad debemos asumirnos en los procesos colectivos sin sectarismo, sin maniobras o simple apatía para poder avanzar en las luchas.

Esto último no quiere decir que se deba pasar de cualquier debate, sino que haya plenas garantías para escuchar las distintas voces, pero también para llegar a conclusiones que puedan ser asumidas por el grueso del estudiantado. Pues, es el debilitamiento de los espacios colectivos lo que permite que liderazgos burocráticos e institucionalistas (cómo la mayoría de las actuales representaciones estudiantiles en altos cargos) se tomen la voz por el estudiantado y pacten con la dirección de la universidad sin motivar al estudiantado a ser un actor político activo con capacidad de estar luchando por sus reivindicaciones.

Así pues, la designación del rector en la Universidad Nacional de Colombia ha despertado la sensibilidad de diversos actores, que han propuesto al CSU respetar la consulta realizada hacia el estudiantado, el cual compone gran parte de la comunidad universitaria. Esta consigna si bien es una exigencia democrática, no puede plantearse sin exponer ampliamente que la designación del rector es un proceso esencialmente antidemocrático y nada vinculante, por el cual el estudiantado debe abrirse a una disputa abierta para luchar por una democracia real, dónde puedan elegir a las directivas de la universidad.

En ese sentido, en la universidad, desde el paro del año pasado, ha sonado en diversas voces la idea de una constituyente, la cual resulta ser uno de los objetivos imperativos que tiene que plantearse el movimiento estudiantil; pues será este proceso el que, empujado por la fuerza del estudiantado de todas las sedes, pueda llevar a toda la comunidad universitaria a definir cómo la institución se autogobierna, para que las decisiones no sean tomadas solamente por personas que defienden los intereses del capital y la profundización de la privatización de la universidad.

En ese sentido, a la comunidad universitaria, y en especial al estudiantado le decimos:

—Asambleas decisorias y articuladoras para la lucha por la universidad pública contra los procesos antidemocráticos del CSU.
—¡Ningún candidato denunciado por VBG puede hacer parte de la consulta! De ser elegido, tendrá que renunciar por la presión del estudiantado.
—Por la elección vinculante de la comunidad universitaria respecto a los cargos directivos de la universidad.
—Por la renuncia de representantes estudiantiles burócratas y aliados de la administración.
—Avancemos a un encuentro de estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia con todas sus sedes participando.
Constituyente universitaria democrática para decidir por la universidad que queremos.

En conclusión, estas consignas no serán posibles si no agitamos en cada aula, en cada facultad, con estudiantes, trabajadores, trabajadoras y docentes, en torno a las problemáticas actuales de la universidad, y la necesidad de unificar nuestros esfuerzos para dar las disputas de este momento, las cuales serán decisivas para que en el futuro quede una universidad pública por la cual luchar.

¡Unidad y lucha organizada por la democracia universitaria!

13 de marzo de 2024